13 junio, 2015

El Stravinski Picassiano...






...o El Picasso Stravinskiano, que tanto da. El Museo de Belas Artes de A Coruña ha organizado la exposición O primeiro Picasso, en la que se ha conmemorado el 120º aniversario de la primera exposición del pintor malagueño, celebrada precisamente en A Coruña. O primeiro Picasso ha reunido algunos de aquellos primeros trabajos, creados por el pintor malagueño durante su estancia en la ciudad. En paralelo a esta exposición, el Museo ha celebrado un ciclo de cinco conciertos dedicados al genio del cubismo, a modo de ‘repaso de las relaciones que, de alguna forma, se establecieron entre Picasso y la música’. Relación que viene dada tanto por su colaboración pintando decorados para obras escénicas de Satie, Falla, Stravinski o Milhaud (entre 1917 y 1924), como por su afición a la música popular.

La exposición cerraba sus puertas el domingo 24 de mayo, día en el que el Museo organizó el último de los conciertos, un recital dedicado a la música de Ígor Stravinski. A cargo del mismo, Atlantis Piano Duo, grupo formado por Sophia Hase y Eduardo Ponce. Esta pareja de pianistas, catedráticos ambos del
Atlantis Piano Duo

Conservatorio Superior de Música de Salamanca, ya dejó la impronta de su buen hacer en sus diferentes actuaciones en A Coruña. Valgan como muestra aquella versión absolutamente memorable de  Siete visiones del Amén, de Messiaen, en un concierto de la Sociedad Filarmónica de A Coruña (13.12.2011), y  su última aparición ante el público coruñés, en este mismo escenario del Museo de Belas Artes, cuando dieron ocasión al público coruñés de gozar de grandes versiones con obras o versiones a cuatro manos de Bartók y Stravinski.


Y si en 2014 fue La consagración de la primavera, este último concierto del ciclo dedicado a Picasso se inició con la Suite Pulcinella, cuyos primeros decorados fueron creados precisamente por Picasso. El concierto finalizó con la versión para piano a cuatro manos de El pájaro de fuego. Tanto en una como en otra obra, Atlantis Piano Dúo volvió a mostrar su perfecta coordinación y su maestría en la interpretación pianística de obras sinfónicas. 


Ponce evocó en la   Berceuse el sonido orquestal de los primeros compases de la obra. Y, en los pasajes a cuatro de Petrushka, ambos intérpretes hicieron que se
Las manos de Atlantis
pudiera apreciar  el gran poderío sonoro y 
todos los matices de la composición original. La versión de Atlantis Piano Dúo tuvo además todo el poder de evocación dramática de la obra que Stravinski creó para Les ballets russes de Diaguilev. Entre Pulcinella y El pájaro de fuego interpretaron una serie de obras –menores sólo en duración y quizás más ligeras de concepto-, en las que Hase y Ponce deleitaron al público, como los grandes maestros que son, demostrando que no hay música pequeña cuando ésta está en manos de un gran intérprete.

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