18 febrero, 2016

La inquietud como referencia





Juan Galdo (Ferrol, 1940) expone en el Centro Torrente Ballester de Ferrol, del 5 al 28 de febrero, una colección de obras con el título general de Serie Carnaval, todas ellas inspiradas directamente por el tema que da nombre a la muestra. Este es un tema ciertamente recurrente en la trayectoria del pintor ferrolano, alumno de Ricardo Santiago Torrella (Ferrol, 1927-2000), que completó su formación en París entre 1963 y 1968 y ha obtenido numerosos premios desde aquella lejana medalla en el Certamen Bello Piñeiro de 1961 o las del Certamen de Pintura y Dibujo Camilo Fernández en los años ochenta.


Silueta recortada y tinta-pastel sobre madera (paleta de pintor) 

Galdo tiene una inquietud perpetua que hace bueno el lema que preside el estudio de una buena amiga pintora, “Artista es el que hace lo que no sabe”: es decir, aquel que se arriesga, investiga, prueba, se expone y expone. Esta exposición nos da ocasión, otra más en su ya larga trayectoria, de comprobar esta cualidad tan característica de Juan Galdo.

Serie Carnaval consta de dos partes principales bien diferenciadas. Recorriéndola de izquierda a derecha, el visitante se encuentra en primer lugar con un grupo de 12 obras en tinta soplada sobre pastel, en las que Galdo exhibe toda una serie de personajes del Entroido gallego. Estas obras muestran una firmeza de trazo derivada de las plantillas que separan los diferentes colores. 

Este trazo geométrico aparece como una referencia cubista que enmarcara el expresionismo costumbrista que irradia de rostros y máscaras como en Máscaras do vello o A madam e o galán.  La amplia gama de colores e intensidades -de suaves tonalidades y fuertes contrastes de calidez de luz- muestra el gran dominio de una técnica tan trabajosa como difícil de realizar.


Óleo sobre tela de la Serie Carnaval

Por número y tamaño, destaca la serie de 22 óleos también centrada en el tema del Carnaval. En ella, el arte de Galdo deviene en un fauvismo expresionista, no solo por su uso de los colores elementales, más sus secundarios y complementarios. El contraste entre las dos series expuestas por Galdo en el Torrente Ballester recuerda el del apolíneo y casi renacentista bronce del escultor Albert Marque en el Salón de Otoño de 1909 en París y la frase del crítico Louis Vauxcelles sobre esa sala del Salón: Mais c'est Donatello parmi les fauves (Pero es Donatello entre las fieras).

Efectivamente, la suavidad de colores y moderado tamaño de las tintas quedan como avasallados por la fiereza cromática y el mayor porte de los óleos. Es un contraste que recuerda las diferentes celebraciones del Carnaval, desde esas fiestas privadas en las que se reúnen pequeños grupos de personas poco amigas de las masas a las más populares y callejeras. Y entre estas, las máscaras orensanas, las damas y galanes de Cangas  o las madamitas de Cotobade. Manifestaciones todas ellas homenajeadas en una exposición que merece ser visitada, por su gran significado antropológico,  para mantener vivo el espíritu de este  febrero carnavalesco .

Julián Carrillo

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