14 marzo, 2016

La guitarra, universal





La guitarra ha conquistado las salas de concierto del mundo como ya hizo en Europa en el s. XIX, cuando guitarristas- compositores como Fernando Sor (Muntades, 1778 - 1839) o Dionisio Aguado (Fuenlabrada, 1784 – 1849) la llevaros a las cortes y salas de conciertos de todo el continente.

Tras décadas de olvido, la guitarra se ha consolidado como instrumento, en buena medida gracias a la actividad concertística de Andrés Segovia (Linares, 1893 - Madrid, 1987) y de la obra guitarrística escrita por otra figura capital en esta “resurrección”: Joaquín Rodrigo (Sagunto, 1901 – Madrid. 1999). Su Concierto de Aranjuez, de cuyo estreno celebramos gozosamente este año su 75º aniversario, invadió gozosamente el mundo las últimas décadas del s. XX, cuando legiones de músicos de todos los géneros se lanzaron a versionar y grabar su segundo movimiento. 

La guitarra clásica se estudia hoy en cualquier conservatorio, lo que hace que hoy haya grandes guitarristas de cualquier nacionalidad. El dúo Katona Twins esta formado por dos hermanos, Peter y Zoltan, cuya formación clásica les ha proporcionado un completo dominio del instrumento, que junto a su sentido del espectáculo los impulsa a traspasar (o casi a pasar de) fronteras estilísticas. En el concierto del domingo 6 de marzo en la Iglesia de Santa María Nai afrontaron un extenso programa. Desde la Chacona en sol mayor, HWV 435 de Haendel a obras propias , pasando por Astor Piazzola, Issac Albéniz o Enrique Granados.


El maestro Joaquín Rodrigo

Y Joaquín Rodrigo. Nuestro compositor más universal fue el eje del repertorio elegido por los hermanos Katona con un total de siete obras que, como todas las suyas para guitarra, son un prodigio de adecuación al instrumento. Vamos, eso que ahora, con el abuso de los anglicismos tan en boga, se ha dado en llamar obras muy “idiomáticas”.

Mi vaso es pequeño, pero bebo en  mi vaso
Esta frase de Rodrigo –o al menos a él se le atribuye- define muy bien su carácter y, en buena medida, el de sus composiciones. La personalidad de sus obras, siempre al margen de cualquier “ismo”, es inconfundible. El inmenso éxito del Concierto de Aranjuez ha sido el árbol, gigantesco como una secuoya, que ha tapado a algunos la visión del grande y variado bosque que supone el resto de su creacción, en la que la guitarra tiene una parte importante.

Los Katona Twins destacaron el aire elegíaco de la Sonata del adiós, el carácter chispeante (tan rodriguiano- de la Serenata española y la sensación casi visual de ondulación que se puede sentir escuchando la Danza de la amapola. En la segunda, circularon por la música de la  Tonadilla , Allegro ma non troppo, la gracia del Minueto pomposo y las escalas tan personales del maestro saguntino hasta el Allegro vivace con que firmaron  su interpretación. Fue seguramente la de las obras de Rodrigo la más ortodoxa del concierto; la presencia en Santa María Nai de la hija del compositor, Cecilia Rodrigo, añadió un plus de afecto al homenaje


El resto del concierto, los hermanos Katona tocaron una bonita composición de Peter titulada Los hermanos Karamazov. En ella se suceden una serie de secciones entre las que suenan ecos de esa preciosa obra anteriormente conocida como Adagio de Albinoni y actualmente atribuida al musicólogo italiano Remo Giazotto (Roma, 1910 – Pisa, 1998). También, arreglos del dúo sobre obras ajenas que dotan a sus actuaciones de una especie de eclecticismo estilístico. Y que lleva al dúo a versiones tan curiosas como la de Asturias de Albéniz, con una introducción de cosecha propia -de los Katona, no de don Isaac- y un acompañamiento de percusión alternante sobre ambas guitarras.

Piazzolla tuvo el aroma a bar porteño de sus staccati a contratiempo y un aire de nostálgica melancolía impregnando sus secciones lentas. El carácter del clavecín de Domenico Scarlatti brilló en la limpieza de la ejecución por los hermanos de su Sonata en do menor. Como final del concierto, Scarlatti’s metamorphosis, unas variaciones de los hermanos sobre un tema del autor italiano que tienen la eficacia conclusiva de un rondó de Haydn y que fueron escritas e interpretadas a su personalísima forma y costumbre.


Ante la gran ovación y bravos del público, los hermanos Katona -residentes en Liverpool- respondieron con un bis dedicado a los Beatles, a quienes homenajearon con una versión de Come together que desató el entusiasmo final del auditorio de Santa María Nai.

1 comentario:

  1. Fantástico!¡ Y, escucharla en directo, eso si que es otra historia. Te transporta!¡

    ResponderEliminar